domingo, 8 de abril de 2012

Acostumbrarse a la soledad

Yo soy un gato solitario por naturaleza. Aunque tengo varios amigos, "conocidos" y "contactos" (son niveles diferentes para mí), no me molesta la soledad. Incluso puedo decir que la disfruto y que estoy acostumbrada a ella.

Esto puede ser bueno y malo. Bueno porque no me deprimo ni me angustia estar en un lugar donde no haya nadie que pueda ayudarme. Y no, tampoco me da miedo estar sola en casa ni me espanto por ruidos extraños, voces o apariciones de gente en el espejo o en la televisión estática (a todo el mundo le pasa, ¿no?). Malo porque creo que esto de estar acostumbrada a la soledad tiene muchas desventajas.

Una de esas desventajas es que, cuando estoy acompañada, no me siento dueña de mi tiempo, y mi tiempo es muy valioso, he de señalar. Les explico: me siento dueña de mi tiempo cuando estoy sola y yo decido qué cosas hacer, en qué orden hacerlas y en cuánto tiempo (suena un poco obsesivo porque lo es). La cosa cambia cuando estoy acompañada, porque muchas veces (esto puede sonar duro, pero no lo es tanto, y no significa que no me guste estar acompañada) tengo que hacer coincidir mi tiempo con el del otro. Claro que disfruto de la compañía de mis amigos, pero también siento que debo tener tiempo para mí.

El problema viene cuando estoy con personas que sí merecen esa "coincidencia de tiempos" porque siento que soy grosera (sí, más de lo que ya soy) y obviamente no es justo para esas personas.

Creo que debí escribir este post en aquélla tarea en la que hay que responder a la pregunta "¿Cuáles son tus orillas enfrentadas?" Bueno, es cuestión de copiar y pegar ;) .

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
No hace falta que te diga que tan sólo cuentos son