Mi amigo Gerardo me puso una pistola en la cabeza y juró disparar si no abría mi cuenta de Twitter. Y como valoro mi vida, abrí mi cuenta.
Folou mi (o sea, síganme, para los que no manejan el inglich), picándole aquí.
(Y un ¡¡dinosaurio!! dedicado a Gerardo, que tanta gracia le hace).
Posdata: Por cada persona que ignora esta entrada, Dios mata un gatito.
Oh Diablos !!, por mi culpa, hoy morirá un gato. Total, no me gustan mucho
ResponderEliminar=)