jueves, 7 de octubre de 2010

La increíble y triste historia de la Cándida Katy y sus lentes de contacto desalmados

Nunca te vuelvas a ir, eres todo lo que necesito y sabes que sin ti no puedo vivir; por favor nunca más te vayas; te amo... Internet :D.

Ay es que ayer se me cayó el internet y me sentí moriiiiir, es que no, no ¡NO! No puede ser, yo NECESITABA postear algo, algo bueno y no mamadas. Y entonces, mientras hacía un Katy-test que según yo iba a publicar, mi conciencia me dijo: "Katy, no le has contado a la blogósfera de cuando usaste lentes de contacto por cinco minutos". Y fue ahí donde mi foquito cerebral se encendió y pues les voy a contar (tarararán, taráaaaaaan) "La increíble y triste historia de la Cándida Katy y sus lentes de contacto desalmados" ;).


Pues era un día normal y corriente cuando me disponía a meterme a bañar. Pero, a la hora de quitarme mis lentes (eran unos lentes bien nice, rositas con blanco pero no blanco-blanco, eran como plateados) y doblarlos, escuché un "crac" y... ¡madres! La patita se había roto. Entonces le dije a mi mamá (a ella que todo lo resuelve): "mami, mis lentes se rompieron :(". Mi mamá intentó unirlos así nada más con el tornillito pero pues no se pudo. Así que durante algunos días usé mis lentes rosas nice... con diurex en la patita rota ¬¬'.

Entonces, un día, fui con mi mamá a la óptica a dizque compusieran la patita, y según yo eso se iba a resolver súper rápido pero oh ilusa de mí... ¡no se pudo! Que porque no había "refacciones" y para que llegaran iba a tardar muuuuuuuucho así que... snif, snif. Luego, según esto, íbamos a regresar a la casa, pero a mi santa madreeeeeee se le ocurrió una "genial" idea y me dijo: "¿Por qué no te compramos otros lentes de una vez?" y yo: "(¬¬') ok (ya qué)".

Así que regresaaaaaaaamos a la óptica. Y le preguntamos a la "señorita" si me podían medir la vista y blah blah blah. De ahí nos atendió la doctora (que estaba bien joven y eso que nos dijo que tenía hijos grandes) y me midió la vista con esos exámenes de "tápate un ojo, ahora el otro. Dime qué letras ves, te voy a poner este aparato y me dices cómo se ve mejor. Mira en este aparato donde se ve una casita"... y etcétera (por cierto, me dan hueva mil los exámenes de la vista porque en cada óptica te dan un resultado diferente).

Después del examen, empezamos a hablar con la doctora y no sé cómo llegó a convencerme de ponerme lentes de contacto. Yo no domino del todo el arte de decir "¡No quiero, chingao!" pero pues ni modo, me convenció.

Y no mamen. Es la cosa más horrible del mundo usar putos lentes de contacto. Primero la doctora me explicó: "le tienes que poner estas gotitas primero porque si no se reseca" y le echó esas gotitas al lente. Después me dijo: "Luego lo agarras así con el dedo, NO con la uña y siempre con el lado curvo hacia arriba y después te lo pones con un pequeño toquecito, pero tienes que abrir BIEN el párpado". Yo creo que la doctora me vio tan mensa o tan perdida que me dijo: "El primer lente te lo pongo yo para que te des cuenta cómo".

Entonces que agarra y me jala el párpado para abrirlo completamente y acercó su dedo rascuach a mi ojo, entonces yo, por reflejo, intenté cerrar mi ojito y ella dijo: "¡No cierres el ojo! Sé que es increíble que te toquen los ojos pero sólo va a ser un toque". Y bueeeeeno, no sé cómo (no me acuerdo cómo) la doctora me puso el mentado lente ¡fue horrible, pepinos! Y ay cabrón, ya veía yo todo bien y clarito, clarito ¡pero sólo con un ojo! Obviamente tenía que ponerme el otro lente.

Yyyyy... era mi turno. "Acuérdate de ponerle el líquido al lente y blah, blah, blah" dijo la doctora. Así que yo agarré el otro lente según para ponérmelo... pero, pero ¡no podía! No sé por qué no podía abrir bien mi párpado ¡y tardé hoooooooooooras! De plano no podía ponérmelo y no sabía por qué, si es lo más fácil del mundo ¡Argh! Me sentía tan pendeja; quería llorar de coraje.

Total que, después de lo que parecieron tres largas horas, la doctora me puso el lente (otra vez) y después me dio tips para usarlos: "Tienes que ser muy limpia, no te frotes los ojos (misión imposible para mí), antes de ponértelos no te pongas crema ni nada, hay que hervir el estuche seguido, no nades con ellos si no es con visor, cuando llores sécate bien bien los ojos pero NO los frotes"... etcétera, etcétera.

Después de eso, nos fuimos (¡al fin!) a la casa. Ya era de noche y cenamos y así, todo normal, peeeero... debía quitarme los lentes de contacto porque una de las instrucciones era "no dormir con ellos" y entonces pensé: "Puta... otras dos horas para quitármelos". Pero no. Sólo tenía que quitármelos con un "pellizquito" y para mi gran sorpresa ¡lo hice rápido! Y desde ese entonces... no he vuelto a usar lentes de contacto.

¿Qué pasó después de eso? Seguí usando mis lentes rosas nice con diurex por un tiempo hasta que me compraron los lentes rojos que hasta ahora uso ;).

Posdata: Ese día decidí que NUNCA me voy a operar la vista ni voy a usar contactos. Usaré lentes de armazón por los siglos de los siglos, aunque se empañen, se ensucien y aunque por su culpa no salga siempre bien en las fotos.

Pos-posdata: Jorge, aún no supero que no sepas qué es la defensa de un coche ¬¬'.

Pos-pos-posdata: Un saludo a mi "compañerita" Zulma, que sé que está leyendo esto (más le vale que lo esté leyendo, jejeje) y que le gusta un grupo que se llama "The devil wears prada" (me encanta el nombre del grupo, es muy original) :D.

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No hace falta que te diga que tan sólo cuentos son